Anoche mientras llegaba a casa, sentí tu mirada en el reflejo que la luna hacia sobre el cristal... entró siguiendo mis pasos, y estuvo frente a mi, en el sencillo sillón del estar... no era una mirada fugaz, quedaba en mi, más que el tiempo del café, más que el tiempo de pensarte.
Esa tu mirada tenía algo extraño No sé... tal vez mensajes de permanencias, de los misterios de estares lejos de mi y sublimes instantes cuando en presencia me regalas la mirada de tus ojos, casi negros inquietos, permanentes, parpadeantes...
Por un momento me quedé preso del instante y luego rescaté mi sonrisa amplia y frágil en la ocurrencia... mis dedos apenas se rozaron entre si y tuve la sensación de tener tu piel entre ellos.
Suavicé mis canas en la palma de mis manos y me recosté en mi cama solitaria y me entregue al recuerdo de nuestras horas apague la luz, rituales de todos los días, y entre mis sueños nuevamente descubrí tu mirada que me sigue como una luna.
Esa tu mirada tenía algo extraño No sé... tal vez mensajes de permanencias, de los misterios de estares lejos de mi y sublimes instantes cuando en presencia me regalas la mirada de tus ojos, casi negros inquietos, permanentes, parpadeantes...
Por un momento me quedé preso del instante y luego rescaté mi sonrisa amplia y frágil en la ocurrencia... mis dedos apenas se rozaron entre si y tuve la sensación de tener tu piel entre ellos.
Suavicé mis canas en la palma de mis manos y me recosté en mi cama solitaria y me entregue al recuerdo de nuestras horas apague la luz, rituales de todos los días, y entre mis sueños nuevamente descubrí tu mirada que me sigue como una luna.
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