Después de su funeral, Thomas fue solo a la habitación de Jane y al leer el diario encontró estas palabras que ella había escrito acerca de él” “Ayer él pasó una hora conmigo y fue como estar en el cielo. ¡Lo amo tanto!” Otro día escribió: “He estado atenta todo el día esperando escuchar sus pasos en el vestíbulo, pero ahora es tarde. Me imagino que no vendrá hoy”.
Al leer estas notas Thomas lloró destrozado al darse cuenta de que la había descuidado y cuánto ella había deseado tan sólo hablar con él.
Este relato me hace pensar que, Dios nos ama muchísimo y espera que tengamos comunión con él en todo momento, pero ¿cuántos días nos olvidamos de él?
El Señor recibe nuestra adoración, nuestra oración y nuestra alabanza. Él nos ha dicho en su palabra que oremos en todo tiempo (1 Tesalonicenses 5.17). Él está constantemente tocando a la puerta de nuestro corazón y espera pacientemente. Escucha atentamente a nuestro llamado, a nuestro clamor y a nuestra oración. ¿Cuántas veces él espera sin que nosotros le abramos la puerta? No descuides la oración, Dios desea escucharla y mejor aún, quiere contestarla.
“Busqué al Señor y él me respondió; me libró de todos mis temores”. Salmos 34.4
Rev. Jorge Cotto
Iglesia Central de Coral Gables, Fl
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