Aunque sientas el cansancio; aunque el triunfo te abandone; aunque un error te lastime; aunque un negocio se quiebre; aunque una traición te hiera; aunque una ilusión se apague; aunque el dolor queme los ojos; aunque ignoren tus esfuerzos; aunque la ingratitud sea la paga; aunque la incomprensión corte tu risa; aunque todo parezca nada; ¡VUELVE A EMPEZAR!

LOS ANHELOS DEL ESPÍRITU SANTO




El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que hemos recibido" (Rm. 5,5). "El cual ora en nosotros con gemidos inefables" (Rm. 8:26)"


Cuán ávido estaba, así mismo, el Espíritu Santo, el alma del amor divino, de morar dentro de las criaturas humanas; de quererlas, de avasallarlas, de arrebatarlas en la intimidad de Sí mismo, y de derretirlas al contacto de sus dones que queman; ampliando, de este modo, su campo de acción, su vaivén de Amor; ya que, convertido en “paloma mensajera”, traería al corazón de los hombres el suave, el incesante murmullo del Corazón Paterno: “te amo, hijo mío, te amo”, y llevaría al Padre de vuelta -¿quién lo dudaría?– el constantemente respondido grito de los hijos:
“nosotros también, Padre, Te queremos mucho, y deseamos complacerte”

Pbr. Antonio Lootens Impens

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Piensa en los que no tienen qué comer cuando rechaces tu comida