Las personas tienden a aislarse en la medida en que sus liderazgos crecen. Se presenta una imagen “cuasi perfecta” de la persona y de esa manera lo alejan de la normalidad. En el momento en que hay un error se esconde para no afectar la organización, anulando así cualquier oportunidad de proteger la salud espiritual de la persona o las personas envueltas. De esta forma jugamos a las escondidas desarrollando habilidades impresionantes de ocultar nuestras situaciones negativas. No culpo a nadie que haga esto porque nosotros mismos hemos creado un ambiente hostil que no busca entender que los seres humanos fallen y que es necesario el amor y el apoyo de los demás para levantarlo, sino más bien encontrar oportunidades para vender la idea de que tenemos la potestad de condenar a otros y de esta manera convertirnos en supuestos defensores de la fe.
La mayoría de las personas coinciden en que no debemos juzgar. Cuando discutes el tema es increíble como ninguno acepta esta realidad, pero cuando estamos ante algún evento que implica a uno de nuestros hermanos, terminamos dejando a uno de los nuestros sangrando, sin ningún tipo de apoyo. Incluso evitamos que nos asocien a esa persona para cuidarnos. Me parece cobarde esa actitud… huele a traición. Pareciera como si en el fondo quisiéramos ver cada vez menos personas como candidatas de ocupar puestos que tenemos y ocupamos.
Pero, como dice un viejo refrán: “No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”… Dios está levantando un ejército de hombres y mujeres enfocados en construir, en levantar al caído. Gente concentrada en lo que cada uno puede aportar y no en los errores que se puedan cometer.
Cada uno es responsable de su vida espiritual y cosechará los frutos de sus acciones, la retribución de lo que se hace se recibe de forma natural. Todo ser humano recibe de vuelta las consecuencias de sus errores. La idea fundamental es asumir la postura correcta de amar, que es nuestra obligación y no ocupar el lugar de Dios quien es el que juzga y de El Espíritu Santo quien nos redarguye.
Dios cumple su propósito en nosotros, en el camino nos enfrentamos a situaciones difíciles, somos heridos y golpeados; pero al fin, el plan de Dios en nuestras vidas no fracasa, por el contrario, todo lo que nos sucede obra para bien.
En este nuevo tiempo lo que debemos admirar no es la supuesta perfección de los líderes, sino más bien su capacidad de amar.
Autor: Pedro Miguel Morales, compositor y productor, ExpresionGroup, Inc. Miami, Fl
Referencias importantes
La Biblia:
Mateo 23:23; 23:25
Lucas 11:39; 11:43 y 11:44
Frases ilustres:
“Para poder enseñar a todos los hombres a decir la verdad, es preciso que aprendan a oírla.”
- Samuel Johnson-
“La astucia puede tener vestidos, pero la verdad le gusta ir desnuda.”
- Thomas Fuller-
“Hipocresía: Máscara que no oculta, tinta que no pinta, secreto que incomoda y que el tiempo no olvida.”
- Mina Yadira-
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