Aunque sientas el cansancio; aunque el triunfo te abandone; aunque un error te lastime; aunque un negocio se quiebre; aunque una traición te hiera; aunque una ilusión se apague; aunque el dolor queme los ojos; aunque ignoren tus esfuerzos; aunque la ingratitud sea la paga; aunque la incomprensión corte tu risa; aunque todo parezca nada; ¡VUELVE A EMPEZAR!

ANDAMIO



"El Señor sostiene a los agobiados." Salmo 146:8

El agobio es un peso que molesta. No se puede pesar en una balanza para estimar su peso real. Pero aquellos que lo padecemos, sabemos lo mucho que pesa. Para quien mira desde afuera, no se nota la diferencia.

Aparentemente estamos igual que todos los días. Pero para quienes podemos mirar dentro de las entrañas del alma, alcanzamos a distinguir esa sombra pesada y agobiante que nos resta fuerza a cada paso.

El agobio es un peso interior generado por la preocupación, la angustia, el estrés, la violencia, la soledad, o cualquier inconveniente que afecte tu vida y la cargue. No es algo que buscamos, es algo que viene sin desearlo pero que es muy difícil de eliminar.
J
uampi no la está pasando bien después de su operación y la situación en casa es agobiante. No hay mucho que podamos hacer para evitar su malestar. Y me carga mucho pensar por que tiene mi hijo que soportar tantos dolores, sufrimientos y dificultades mientras hay tantas malas personas que la pasan tan bien.

Me aplasta el pensamiento sobre la desigualdad en el reparto de problemas. ¿Por qué Juampi que es tan bueno, tan alegre y tan positivo tiene que padecer tanto y otros que son evidentemente malos no tienen problemas?

La falta de equidad me agobia y molesta. Y hoy se transformó en un peso imposible de llevar. Es una situación absolutamente comprensible y justa, hasta obvio. Pero el agobio mata. Te saca las fuerzas, te consume el alma, te destroza el corazón.

Y cuando peor estaba, leí este texto en el calendario mensual de textos: El Señor sostiene a los agobiados.
Y fue como un vaso fresco de agua para el peregrino en el desierto. Dios sostiene.

Los problemas me habían hecho olvidar que más allá de mis pensamientos o angustias, Dios cuida, acompaña y sostiene.

Él es el soporte para tu vida que tambalea, y te sostiene cuando estás en la cuerda floja. Tal vez no te saque el problema, pero será el andamio de tu vida.

Tal vez hoy no tenéis ningún problema y estás bien. Dios es tu andamio en los días felices cuando no te acordáis de su persona. O tal vez estás pasando por un momento complicado y te agobia tanto peso.

Dios es tu andamio que te sostiene y fortalece. No importa tu situación o tu estado de ánimo

REFLEXIÓN - Dios es tu andamio.

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