Aunque sientas el cansancio; aunque el triunfo te abandone; aunque un error te lastime; aunque un negocio se quiebre; aunque una traición te hiera; aunque una ilusión se apague; aunque el dolor queme los ojos; aunque ignoren tus esfuerzos; aunque la ingratitud sea la paga; aunque la incomprensión corte tu risa; aunque todo parezca nada; ¡VUELVE A EMPEZAR!

ORACIÓN PIDIENDO LA BENDICIÓN FINANCIERA



Dios Padre celestial, el más Cortés y Amoroso, yo te oro a Ti, y te pido que bendigas a mi familia abundantemente. Yo sé que Tú reconoces, que una familia es más que sólo una madre y un padre, hermana y hermano, marido y esposa, donde todos creen y confían en Ti. Igualmente, mi Dios te elevo esta oración para que me bendigas financieramente. Asimismo, que esta bendición financiera sea no solamente para mí, sino también para la persona que me envió este documento, y para todos a los que yo se los transmitiré y para todos los que en adelante lo reciban.

Sabemos que el poder de la oración unida por todos aquellos que creen y confían en Ti, Padre Amado, es lo más poderoso que puede existir. Te agradezco de antemano tus bendiciones. Te pido, DIOS Padre que le entregues ahora mismo a la persona que lee esto la cancelación de todas sus deudas y cargas económicas en armonía perfecta para todo el mundo.

Derrama tu piadosa sabiduría Señor sobre todos nosotros para que podamos ser unos buenos servidores y administradores de tus Bendiciones Financieras. Sabemos lo maravilloso y poderoso que eres, y sabemos que si apenas te obedecemos y caminamos en Tu Palabra y tenemos la fe del tamaño de una semilla de mostaza, Tú derramarás sobre nosotros todas tus bendiciones. Te agradezco ahora Señor por las bendiciones que acabamos de recibir y las bendiciones por venir. Señor Dios mío oro ante ti en el nombre de Jesús, Amén.

Bendito y alabado seas, Señor.

Lo mío es una gota en el mar, pero si no lo hiciera, al mar le faltaría esa gota” (María Teresa de Calcuta

No hay comentarios:

Pensamientos y reflexiones,

Para reflexionar


Piensa en los que no tienen qué comer cuando rechaces tu comida