Aunque sientas el cansancio; aunque el triunfo te abandone; aunque un error te lastime; aunque un negocio se quiebre; aunque una traición te hiera; aunque una ilusión se apague; aunque el dolor queme los ojos; aunque ignoren tus esfuerzos; aunque la ingratitud sea la paga; aunque la incomprensión corte tu risa; aunque todo parezca nada; ¡VUELVE A EMPEZAR!

es para tu bien".

Había un rey que tenía una persona de su absoluta confianza que llevaba siempre con él a cualquier lado y ante cualquier duda le preguntaba, esta persona siempre le decía lo mismo

"Mi señor todo lo que pase es para tu bien".

Un día estando de cacería el rey se amputó un dedo con su arco, ante su infortunio le pregunta a su consejero

"¿Por qué me ha pasado esto a mi?"

Él le respondió como siempre:"Todo lo que pasa es por tu bien"

Al escuchar esto el rey se enojó mucho y lo hizo encerrar por toda su vida.

Pasado unos meses el rey sale nuevamente de cacería, al pasar por un bosque que no conocía lo atraparon unos aborígenes antropófagos, antes de comérselo lo revisaron y vieron que le faltaba un dedo, entonces se asustaron mucho y lo dejaron ir ya que si la persona no estaba entera no podían comerla, según sus creencias tendrían mucha desdicha.

El rey con una gran alegría volvió e hizo soltar a su consejero y llenándolo de disculpas y de regalos le dijo:

"Cuánta razón tenías mi buen amigo, ahora déjame hacerte una pregunta, ¿cuál fue tu beneficio el que yo te haya encerrado?"

El hombre respondió:

"Oh mi rey. Yo siempre estaba contigo día y noche, si no me hubieras encerrado habría ido contigo de cacería y a mi no me falta ninguna parte del cuerpo".

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Piensa en los que no tienen qué comer cuando rechaces tu comida