Aunque sientas el cansancio; aunque el triunfo te abandone; aunque un error te lastime; aunque un negocio se quiebre; aunque una traición te hiera; aunque una ilusión se apague; aunque el dolor queme los ojos; aunque ignoren tus esfuerzos; aunque la ingratitud sea la paga; aunque la incomprensión corte tu risa; aunque todo parezca nada; ¡VUELVE A EMPEZAR!

Jhasua en el Templo de Jerusalen

Así dice Jehová, el Inmortal que no tuvo principio, ni tendrá fin....

"No me conoce ni me comprende quien habla de mi cólera y mis castigos. Yo soy una esencia, una luz, una vibración permanente y eterna. ¿Puede encolerizarse la esencia, la luz, la vibración? Vosotros os encolerizáis, y bajo el impulso de la cólera, castigáis más. Yo no Soy un hombre revestido de vuestra grosera materialidad.

Aquí estoy. Conocedme para que podáis amarme como dice la Ley, más que a todas las cosas de la Tierra.

No veis que es un contra sentido que mande a sus criaturas amarle sobre todas las cosas de la Tierra, y luego se encolerice y animado de ira y de furor les castigue despiadadamente, como hace un mal amo con sus infelices esclavos?

La Ley debería decir entonces? Temerás a Dios mas que a todas las fuerzas y formas de mal que hay en la Tierra.

Os digo que tenéis miedo de escudriñar la verdad divina, y por eso sigue ella siendo una diosa escondida y esquiva, que no quiere mostrarse a los hombres. Sabéis que Dios es inmutable y os permitís hablar de su ira y de su cólera. Encolerizarse es mudarse, es cambiar de estado, y esto es otro contrasentido, porque si en momentos dados se llena de ira y de furor, no es inmutable y es una blasfemia atribuir al Altísimo tan grave imperfección, propia de las atrasadas criaturas de la Tierra.

Dios es inmutable y por que lo es, permanece impasible ante todos los errores humanos, ante todas las hecatombes de mundos y humanidades.

Dios sabe que las inteligencias encarnadas, recién llegadas a los dominios de la inteligencia y de la razón, están aun, bajo el gobierno de la fuerza bruta que es la materia en humanidades primitivas; ¿cómo pues, ha de encolerizarse contra el orden establecido por Él mismo, o sea que todas las humanidades adquieran lenta y paulatinamente el conocimiento, la sabiduría y la bondad?

Si la Ley Divina dice: "Amaras a Señor Dios tuyo con toda tu alma, con todas tus fuerzas y sobre todas las cosas", es evidente que Él quiere como único don, el amor sobre todas sus criaturas de todos los mundos, y por tanto lo que más le complace, es que sus criaturas se esfuercen en conocerle porque nadie ama lo que no conoce.

En resumen, todo lo bello y bueno nos viene de Dios que es nuestro Padre Universal, y todo lo malo tiene su origen en nuestros errores, en nuestra ignorancia y en nuestras iniquinades. "

Jhasua
Arpas Eternas, Vol 1, p. 291 y 292. Décimo Cuarta Edición

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