EL FIN DE LAS ILUSIONES DIVINAS
“¿Donde están?”… ¿Por qué lo han hecho?”
Apenas consumido su pecado, una amarga sabiduría, desconocida hasta entonces, se poseía de los primeros padres, saturándoles hasta la médula de su ser, envolviéndolas los pensamientos e inclinaciones, llenando sus capacidades, y haciéndoles saborear, en un saboreo de putrefacción pecaminosa, la maldita ciencia del apartamiento de Dios y sus consecuencias, al punto que, cuando oyeron sus pasos, se escondieron, y cuando volvieron a mirar a Dios, ya no lo veían.
Oh insensatez e ingratitud de la criatura racional, manifestación en creación del amor eterno de Dios, creada tan sólo para poseer al mismo Infinito y saciarse con las repleturas de sus perfecciones y que, en la ofuscación de su mente, pierde su misma razón de ser y se rebela con su Creador: Ingratitud suma que hizo brotar del Corazón dolido del Padre del Cielo la queja más desgarradora que jamás resonó sobre la haz de la tierra, cuyos acentos lastimeros aun retumban, y que acabó con los encantos y la inocencia del Paraíso terrenal: “¿Donde están?”… ¿Por qué lo han hecho?” (Gn 3,9 y13): Palabras bíblicas que dan la medida del inmenso “desagrado” (Heb 3,10) del Padre, cuya amargura irá en aumento hasta llegar al colmo de que “le pesó a Yahvé de haber hecho al hombre” y determinó “exterminarlo de sobre la haz del suelo” (Gn 6,6). “Dolor” que, por redundancia -“¡oh feliz culpa!”– precipitó la bajada del Hijo de Dios a la tierra “para que volviere el corazón del Padre a los hijos, y el corazón de los hijos al Padre” (Ver Mal 3,24), y Éste conociera la siempre renovada alegría del regreso de los hijos a la casa del Padre.
PBR. ANTONIO LOOTENS IMPENS
C.E.P.C.***** E-mail: contacto@papadiostv.net ****** COLOMBIA
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