Aunque sientas el cansancio; aunque el triunfo te abandone; aunque un error te lastime; aunque un negocio se quiebre; aunque una traición te hiera; aunque una ilusión se apague; aunque el dolor queme los ojos; aunque ignoren tus esfuerzos; aunque la ingratitud sea la paga; aunque la incomprensión corte tu risa; aunque todo parezca nada; ¡VUELVE A EMPEZAR!

UN APRENDIZAJE DE FE





Siendo un joven alumno de la Cruzada Evangelística Mundial, en Glasgow (Escocia), el hermano Andrés debió realizar su primer viaje de instrucción en evangelismo.


Este tipo de viajes –según lo estipulaba el reglamento–era considerado «un aprendizaje para confiar en Dios».


Cada estudiante recibía una libra esterlina, con la cual debería pagar su movilización, alojamiento, comida, arriendo de salones para reuniones, etc. durante las cuatro semanas de la gira.

Por supuesto, era una formidable prueba para su fe, porque, además, al final de las cuatro semanas, ¡deberían reintegrar el dinero recibido!

Un requisito importante consistía en que no les estaba permitido levantar ofrendas ni manipular de ninguna manera para obtener dinero.

Los cinco jóvenes que componían su equipo resolvieron respetar dos reglas: nunca mencionar en voz alta ninguna necesidad, y entregar siempre el diezmo de lo que recibían tan pronto como lo recibían.

Nunca les faltó la provisión, aunque muchas veces llegó en el último minuto, cuando ellos ya desesperaban.

Ellos percibieron, además, que, tan pronto como ellos pagaban los diezmos, el Señor era más rápido aún para proveer sus necesidades.

Al fin de la gira, tuvieron dinero hasta para mandar a la obra misionera de la Cruzada. En El contrabandista de Dios.

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Piensa en los que no tienen qué comer cuando rechaces tu comida